JESÚS Y MARÍA VIVEN ENTRE NOSOTROS
Queridos amigos
Estamos al final de nuestro camino cuaresmal y nos acercamos a la Resurrección Pascual de Nuestro Señor. Con alegría podemos reflexionar en estos días y renovar nuestra pertenencia a ADMA precisamente a la luz de este único y gran acontecimiento en el que radica nuestra salvación.
Precisamente el acto fundacional de Don Bosco de la ADMA (art. 1 de nuestro reglamento) toma fuerza y encuentra su sentido profundo en la muerte y resurrección de Jesús: "Don Bosco después de haber edificado a María, según las indicaciones recibidas de Ella en un sueño, el Santuario votivo dedicaodo a la Auxiliadora (Turín Valdocco 1868) quiso erigir, al año siguiente, en la Basílica, la Asociación de los devotos de María Auxiliadora (18 de abril de 1869) para irradiar en el mundo la devoción a la Virgen, invocada bajo este título".
Como bien se describe en el comentario al reglamento, que utilizamos para nuestra formación como aspirantes a ADMA, en primer lugar la palabra "irradiar" recuerda el compromiso de ser "la luz del mundo" (Mt 5,14), de "traer fuego a la tierra" (Lc 12,49), de cooperar en la misión de Cristo para la salvación de las almas bajo la guía maternal de María, reconociendo en la Eucaristía la fuente y cumbre de toda vida.
Debemos recordar siempre que no somos nosotros la fuente de la luz que queremos irradiar, sino que la fuente es Cristo, y la luz procede precisamente de su Resurrección, que celebraremos en estos días.
En segundo lugar, es bueno recordar el hecho de que queremos irradiar la devoción a María en primer lugar: somos devotos de María en el sentido de que nos encomendamos a ella, la imitamos y queremos que viva con nosotros, en nuestras casas, en nuestras familias.
Incluso esta devoción, el "llevar a María a casa" se alimenta y encuentra su fuente en la Pasión y Resurrección de Jesús: "Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dijo a su madre: "Mujer, ahí tienes a tu hijo". Luego dijo al discípulo: "¡He aquí a tu madre!". Y desde aquel momento el discípulo la acogió en su casa". (Jn 19, 26-27). "¡Acojamos a la Virgen en nuestra casa!". Así seremos "discípulos amados" porque cuidaremos mejor nuestra filiación bautismal y sentiremos más concretamente los efectos benéficos de la maternidad de María, [...] con el afecto y el realismo con que Don Bosco cuidaba filialmente la presencia de la Virgen en la casa, proyectando y realizando sus múltiples iniciativas siempre en diálogo con Ella.
Finalmente, nuestro reglamento, recordando la Carta de Identidad de la Familia Salesiana, afirma: la experiencia "nos hace ver de forma clarísima que María ha continuado desde el cielo y con los mejore resultados, la misión de Madre de la Iglesia y de Auxiliadora de los cristianos que había comenzado en la tierra". Esta presencia maternal y activa de María es el fundamento de la Asociación y la inspiración del compromiso de sus miembros al servicio del Reino de Dios.
También aquí la referencia a la Resurrección de Jesús es evidente: María es una presencia viva en medio de nosotros y continúa en la historia de la Iglesia y de la humanidad su misión maternal de mediadora de gracia para sus hijos. La Resurrección es un hecho concreto realizado, hasta ahora, sólo en dos individuos de nuestro género humano: ¡Jesús y María! Dos de nosotros, Ellos, experimentan la Resurrección pascual como primicia y principio de todo el género humano renovado. Ellos son el "hombre nuevo" y la "mujer nueva": el segundo Adán y la segunda Eva. Y lo son no sólo como modelo a imitar, o simplemente como meta a alcanzar, sino precisamente como único principio eficaz de regeneración y de vida para todos.
Nuestros más sinceros deseos de una Santa Pascua
Don Renato Valera, Presidente ADMA Valdocco.
Don Gabriel Cruz, Animador Espiritual ADMA Valdocco.
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