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QUIÉNES SOMOS Y PARA QUÉ

El segundo punto del itinerario formativo que ADMA Primaria de Turín Valdocco propone a los aspirantes, hace referencia al art. 2 del Reglamento de la Asociación, que tiene como tema la naturaleza y el fin de ADMA.


Todos sabemos que existen muchísimos tipos de asociaciones, y por tanto, es muy importante comprender algunos aspectos que pueden parecer más formales, como la naturaleza de nuestra Asociación, con el fin de conservar su identidad, manteniendo su específica originalidad y evitando, en primer lugar, toda interferencia o mezcla de carácter político o de otros intereses no coherentes con su finalidad. Teniendo en cuenta el hecho de que tenemos a la espalda una historia de más de 150 años, es importante que la Asociación sepa siempre renovarse, y al mismo tiempo mantenerse siempre fiel a la finalidad que Don Bosco la dio, para no correr el riesgo de perder la identidad carismática querida por nuestro fundador.


La Iglesia reconoce a ADMA como Asociación pública de fieles, que goza de personalidad jurídica eclesiástica, y según la legislación vigente en cada Estado, puede conseguir también un reconocimiento jurídico civil. En particular, la Asociación se configura como un conjunto de personas llamadas y dirigidas por María Auxiliadora, Madre y figura de la Iglesia.


Por lo que se refiere a los fines de la Asociación, el primero es el de proponer a los fieles un camino de santidad. A este propósito el Papa Francisco nos recuerda que “todos los cristianos, en cuanto bautizados, tienen la misma dignidad ante el Señor, en una idéntica comunidad por la misma vocación, que es la de la santidad. […] La santidad es el rostro más hermoso de la Iglesia; es redescubrirse en comunión con Dios, en la plenitud de su vida y de su amor […] cada uno en las condiciones y en el estado de vida en que se encuentra”. En Don Bosco la santidad se identifica especialmente con la caridad pastoral y con el compromiso apostólico y educativo, con el espíritu de familia, con el servicio y la ayuda, especialmente a los más necesitados, y con las prácticas de piedad vividas en la sencillez. Por ello, tras las huellas de nuestro fundador, el camino de santidad ofrecido a los socios de ADMA es marcadamente apostólico, y encaminado a comprometer a la gente del pueblo en la espiritualidad y en la misión de la Familia Salesiana.


El fin de la Asociación de proponer a todos un camino de santidad, que se persigue particularmente, a través de dos medios especiales: extender la devoción a la Bienaventurada Virgen María y la adoración a Jesús Sacramentado.


En otras palabras, podemos reconocer a ADMA como un grupo eucarístico-mariano. La vida eucarística y la devoción a la Inmaculada Auxiliadora son puntos fundantes de la espiritualidad y la vida de la Asociación. Nos remitimos a las dos columnas del sistema educativo y de la espiritualidad salesiana, contempladas por don Bosco en el famoso sueño. Vio una nave, que representaba a la Iglesia, guiada por el Papa en un mar tempestuoso y rodeada de naves enemigas que intentaban hundirla. De improviso aparecen por encima de las olas dos robustas columnas, altísimas, a poca distancia la una de la otra. En una de ellas estaba la estatua de la Virgen Inmaculada, a cuyos pies de veía un gran cartel con esta inscripción:

“AUXILIUM CHRISTIANORUM” (“Auxilio de los Cristianos”); en la otra columna, mucho más alta y gruesa, se eleva una HOSTIA de tamaño proporcionado a la columna, y debajo un cartel con las palabras “SALUS CREDENTIUM” (“Salvación de los creyentes”). La situación de la nave de la Iglesia es cada vez peor, el Papa es herido, pero inmediatamente es elegido otro, y finalmente: “El nuevo Papa, superando todos los obstáculos, atraca la nave en medio de las dos columnas y con una cadena que pende de la proa la sujeta a la columna donde está la Hostia y con la otra cadena que pende de la popa la sujeta en la parte opuesta a otra que pende de la columna en la que está colocada la Virgen Inmaculada. […] Las naves enemigas huyen, se dispersan, chocan entre sí, se destruyen mutuamente […] mientras las naves que han combatido valerosamente con el Papa, atracan entre las dos columnas. Ahora en la mar, reina una gran calma” Comenta Don Bosco: “Las naves enemigas son las persecuciones. Se acercan grandes dificultades para la Iglesia. Lo que hasta ahora ha sucedido, no es nada respecto a lo que está por suceder. Solo quedan dos medios para salvarse entre tanta destrucción: devoción a María Santísima y Comunión frecuente”.


La carta del Rector Mayor, don Ángel Fernández Artime, con ocasión de los 150 años de la fundación de ADMA nos recuerda que:

En la experiencia de Don Bosco, amor a María y amor a la Eucaristía siempre van juntos, son las dos columnas que sustentan la vida y la misión de la Iglesia. En el imaginario mariano de Don Bosco, que podemos sacar de una manera especial de sus sueños, María se presenta como la Señora o Reina que espera a los jóvenes al final del viaje aventurero de la vida y los invita a participar en el banquete celestial. Como buena anfitriona, María acoge a los invitados, después de haber preparado cuidadosamente todo. El banquete celestial, así como el banquete eucarístico que continuamente lo anticipa y lo prepara, es el lugar de la comunión perfecta. La comunión con Dios y entre nosotros es el objetivo último del culto cristiano”.


La Carta de Comunión en la Familia Salesiana reafirma la importancia de estar unidos a Jesús y a María para tender a la santidad:

“la Eucaristía sacrificio y sacramento, la Eucaristía comida y adorada es, en la vida de Don Bosco fuerza y consuelo, fuente de paz y fuego de actividad. Para él y para los jóvenes, es impensable la santidad sin la Eucaristía. […] La Auxiliadora nos recuerda la maternidad universal de María, que interviene en la fundación de su familia, realizando de este modo como un trabajo a medias. Es convicción profunda e irremovible de Don Bosco: “Ella lo ha hecho todo”. Podemos fiarnos de María. Por eso nos podemos confiar a Ella”.


La centralidad de Jesús Eucarístico y la devoción a María hacen de la ADMA un grupo eclesial y salesiano en cuanto que Don Bosco ha unido “de manera indisoluble su devoción mariana al sentido de la Iglesia, al ministerio de Pedro, a la fe sencilla del Pueblo de Dios, a la urgencia de las necesidades de la juventud”.


Gian Luca y Mariangela Spesso

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