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Ahí tienes a tu madre

31 marzo 2023

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La prueba más espléndida de que María es la ayuda de los cristianos se encuentra en el Monte Calvario. María superó la debilidad natural y ayudó a Jesús con una fuerza sin precedentes. Parecía que a Jesús ya no le quedaba nada por hacer para demostrar cuánto nos amaba. Su afecto, sin embargo, todavía le hizo encontrar un regalo que iba a sellar toda la serie de sus beneficios.

 

Desde lo alto de la cruz dirigió su mirada agonizante a su madre, el único tesoro que le quedaba en la tierra. "Mujer", dijo Jesús a María, "ahí tienes a tu hijo"; luego dijo al discípulo Juan: "Ahí tienes a tu madre".

 

Y María, por su amorosa cooperación en el ministerio de la Redención, nos engendró verdaderamente en el Calvario a la vida de la gracia; en el orden de la salud todos nacemos de los dolores de María como del amor del Padre eterno y de las aflicciones de su Hijo. En aquellos preciosos momentos María se convirtió estrictamente en nuestra Madre; al hacerse Madre nuestra en el Calvario no sólo tuvo el título de Auxilio de los cristianos, sino que adquirió el oficio, el magisterio, el deber. Por tanto, tenemos el derecho sagrado de invocar la ayuda de María. Este derecho está consagrado por la palabra de Jesús y garantizado por la ternura maternal de María.

 

Con la actitud de María queremos entrar en la Semana Santa, asumiendo su mirada, sus gestos, su sabiduría que todo lo mira con ojos de eternidad.

 

 

Del libro "Las maravillas de la Madre de Dios", Quaderni di Maria Ausiliatrice (n. 5)

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