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Ama siempre a María Auxiliadora

31 gennaio 2023

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El 3 de mayo de 1867 Don Bosco fue a Caramagna, un pueblo del Piamonte, para dar una conferencia sobre la Invención de la Santa Cruz.

Después de comer, el patio de la casa de monseñor Costamagna se llenó de gente deseosa de recibir la bendición del Siervo de Dios. Y lentamente y con dificultad, entre la multitud que iba llegando, se acercó una pobre mujer apoyada en dos muletas. "¿Qué quieres mi buena mujer?" preguntó Don Bosco, "¡Oh Don Bosco! Ten piedad de mí: ¡dame tu bendición!". Don Bosco respondió: "De todo corazón señora, pero ¿tiene usted fe en la Virgen?" "Sí, sí, mucha" respondió la mujer. "Pues rezadle y ella os dará la gracia" "Ah reza Tú que eres una santa, ... yo no sirvo para rezar". "Bueno", dijo Don Bosco, "recemos los dos. "Bueno, haré lo que me digas". "¡Así que arrodíllate!" . "¡Ah Don Bosco, no puedo arrodillarme, mis piernas están muertas"! "No importa, arrodíllate".

Y habiendo quitado las muletas de debajo de las piernas de la enferma, le dice: "Vamos, arrodíllate bien, y reza conmigo tres avemarías a la Virgen María Auxiliadora".

La mujer está de rodillas, reza las Avemarías, se levanta sin dificultad, todo el dolor ha desaparecido.

El Venerable, sonriendo, le pone las muletas sobre los hombros y le dice: "Vete mi buena mujer", le dice, "y ama siempre a María Auxiliadora".

La multitud que había presenciado el milagro en perfecto silencio, conteniendo la respiración, prorrumpió en gritos de admiración.

Don Bosco, ayúdanos a creer que todo es posible con María!!!

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