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1. ANCLADOS EN LOS DOS PILARES: JESUS EUCARISTIA Y MARIA AUXILIADORA

Queridos amigos, como Consejo de la ADMA Primaria, en el 200 aniversario del sueño de los nueve años, queremos compartir algunas orientaciones sobre cómo hacer actual la identidad y la misión de la Asociación, partiendo de la experiencia de estos años.


Anclados en los dos pilares: Jesús Eucaristía y María Auxiliadora


Formar parte de la Asociación de María Auxiliadora (ADMA) significa seguir un camino de santificación y apostolado según el carisma de Don Bosco, teniendo a María Auxiliadora como madre y maestra que nos lleva de la mano y nos conduce a Jesús.


Queremos imitar a Don Bosco que vive, en su incansable apostolado, en la continua presencia de Dios ("Dios te ve"), hasta el punto de definirse como "unión con Dios en la vida cotidiana": los pies en la tierra y el corazón en el cielo. Su paternidad amorosa nos muestra la justa medida en las relaciones y comportamientos cotidianos, para conservar la alegría y la paz. Testimonia la confianza en Jesús y la docilidad a las inspiraciones del Espíritu Santo, para vivir el momento presente "todo por amor y nada por fuerza", como nos enseña san Francisco de Sales.


Por eso ponemos en el centro de nuestra vida cotidiana la relación personal con Jesús, pilar fundamental de ADMA. La gran renovación de estos años está precisamente en la relación personal de cada asociado con Jesús, en la oración y la escucha de la Palabra -personal y comunitaria- y en los sacramentos de la Eucaristía y la Reconciliación. Verdaderamente, la fuerza del Espíritu Santo alimenta y transforma nuestras vidas, permitiéndonos ser "levadura" en los contextos en los que vivimos: familia, trabajo, amistades.


María, la otra columna, guía nuestros pasos, nos sostiene en las dificultades, nos consuela en las tribulaciones, nos educa a amar a su Hijo y, rosario tras rosario, nos hace testigos alegres y valientes del Evangelio. Formar parte de ADMA significa, como Don Bosco, vivir sabiendo que "Ella lo hizo todo". María madre y maestra, bajo la guía del Espíritu Santo, nos genera a la fe con sus actitudes: "fiat", como Ella vivimos confiados en la escucha de la Palabra; "magnificat", como Ella aprendemos a alegrarnos con el corazón lleno de gratitud por las maravillas de nuestra vida y de los demás; "stabat", como Ella mantenemos la esperanza en las situaciones y momentos más difíciles.

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