ARTÍCULO 10 – PARTICIPACIÓN PERSONAL EN LA VIDA DE LA ASOCIACIÓN (PRIMERA PARTE)
“Todos los bautizados católicos, que hayan cumplido los 18 años de edad pueden solicitar su pertenencia a la Asociación. La adhesión comporta, por parte de los socios, la obligación de vivir todo lo prescrito en el artículo 1 del presente reglamento y la participación regular en las reuniones de la Asociación en espíritu de pertenencia y de solidaridad”
Como ya hemos visto anteriormente en el art. 4, la adhesión a la Asociación comporta los compromisos siguientes, teniendo como lugares privilegiados la familia, el ambiente de vida, de trabajo y de amistad
Valorar la participación en la vida litúrgica, en particular los sacramentos de la Eucaristía y Reconciliación, en la práctica de la vida cristiana personal;
Vivir y difundir la devoción a María Auxiliadora según el espíritu de Don Bosco, en particular en la Familia Salesiana;
Renovar, potenciar y vivir las prácticas de piedad popular: la conmoración del 24 del mes, el santo Rosario, la novena en preparación a la fiesta de María Auxiliadora, las peregrinaciones a santuarios marianos,…;
Imitar a María cultivando en la propia familia un ambiente cristiano de acogida y solidaridad;
Practicar, con la oración y la acción, la solicitud por los jóvenes más pobres y personas necesitadas;
Rezar y sostener en la Iglesia y en particular en la Familia Salesiana, las vocaciones laicales, religiosas y ministeriales;
Vivir la espiritualidad de lo cotidiano con actitudes evangélicas, en particular con el agradecimiento a Dios por las maravillas que continuamente realiza, con la fidelidad a él, también en las horas de dificultad y de la cruz, a ejemplo de María.
La Asociación vive por el compromiso de cada socio: cada uno está llamado a participar en espíritu de comunión y colaboración en las reuniones y en las diversas actividades y a ofrecer su propia disponibilidad para los compromisos a los que sea llamado.
La vocación a formar parte de ADMA requiere una respuesta libre y motivada, madurada bajo la acción del Espíritu Santo, con la ayuda de María Auxiliadora, y el acompañamiento del responsable del grupo.
Se trata de una opción de vida que requiere un atento discernimiento y un compromiso constante de servicio en la Iglesia, en el espíritu y en la misión salesiana.
Andrea y María Adele Damiani
Comments