top of page

FORMACIÓN DE ASPIRANTES ADMA

7. LOS LAICOS PARTICIPAMOS EN LA ASOCIACIÓN

El séptimo capítulo del itinerario formativo que ADMA Primaria de Turín Valdocco propone a los aspirantes, hace referencia a los artículos 10 y 11 del Reglamento, y trata de la participación activa y corresponsable de cada uno en la vida de la Asociación.

La Asociación vive del compromiso e implicación de cada socio: es necesario querer vivir concretamente la adhesión a ADMA, sentirla como cosa propia, con una participación activa en todas sus expresiones. La llamada a formar parte de ADMA exige una respuesta libre y motivada, madurada bajo la acción del Espíritu y con la ayuda de María Auxiliadora, con el acompañamiento de los responsables. Cada uno está llamado a participar con espíritu de comunión y colaboración en las reuniones y diversas actividades y a ofrecer la propia disponibilidad en los compromisos y responsabilidades a las que está llamado.


Todos los bautizados católicos, con al menos 18 años, pueden pedir pertenecer a la Asociación. Cada Grupo local pone especial cuidado en acompañar a aquellos que pueden estar llamados a formar parte de ADMA. El itinerario de formación debe seguirse de modo especial, para que la adhesión no sea algo formal o superficial, sino convencida y querida. El año de preparación exigido, sea vivido con intensidad y fidelidad, en el conocimiento del espíritu y del Reglamento, cultivando este camino como respuesta personal y responsable a un don y a una llamada de María Auxiliadora. La manifestación de la adhesión a ADMA, durante una celebración en honor de María Auxiliadora, es sólo el inicio de un camino: se requiere el empeño constante, expresión de una opción de vida en el espíritu y en la misión salesiana.



La asociación local se preocupa de la formación permanente de los socios y organiza localmente actividades e iniciativas en sintonía con el Reglamento. Alimentando el sentido de pertenencia y estimulando el compromiso espiritual y apostólico de cada uno. Todo socio, a su vez, contribuye a las necesidades de la propia Asociación.

A lo largo del año se proponen diversos momentos fuertes de pertenencia, abiertos a todos: encuentros mensuales de formación doctrinal, de celebración o adoración eucarística, posiblemente el 24 de cada mes día de la conmemoración de María Auxiliadora; una jornada mariana anual; la participación en momentos de celebración o encuentro de la Familia Salesiana; ejercicios espirituales; procesiones, peregrinaciones, días de retiro, y otros encuentros según la programación local.


Cada encuentro tenga tres características:

1) Encuentro de fraternidad, mediante momentos de comunión, de intercambio, de comunicación:

2) Encuentro de crecimiento en la fe, mediante el itinerario de formación;

3) Encuentro de oración eucarístico-mariana con la celebración eucarística, la Adoración al SSmo. Sacramento y el rezo del Rosario.

Precisamente por el carácter popular de la Asociación, todo encuentro está abierto a todo aquel que quiera participar. Este hecho subraya también el valor de ser “levadura”, sobre todo para quien desea abrirse a una experiencia de fe más cuidada o para quien está buscando el sentido de la vida.

La práctica anual de los Ejercicios Espirituales constituye un momento fuerte de renovación, favoreciendo la escucha y la mediación de la Palabra, la purificación del corazón y el discernimiento espiritual.

Un aspecto muy importante de ADMA es que es una Asociación de laicos.

El Reglamento de ADMA, presenta en el Apéndice algunos criterios que Juan Pablo II señaló a todas las agregaciones de laicos para ser, a todos los efectos, partícipes de la comunión y de la misión de la Iglesia. En síntesis, son los siguientes:


· El primado de la vocación de todo cristiano a la santidad:

· La responsabilidad de confesar la fe católica, acogiendo y proclamando la verdad sobre Cristo, en obediencia a la Iglesia;

· El testimonio de una comunión sólida y convencida, en relación filial con el Papa y con el Obispo de la iglesia particular, en la “estima mutua de todas las formas de apostolado de la Iglesia”;

· La conformidad y la participación en el fin apostólico de la Iglesia, o sea, “la evangelización y la santificación de los hombres y la formación cristiana de su conciencia”;

· El compromiso de una presencia en la sociedad humana que, a la luz de la doctrina social de la Iglesia, se ponga al servicio de la dignidad integral del hombre.


La adhesión a estos criterios de clesialidad produce frutos concretos que acompañan a la vida y a las obras de las diversa formas asociativas: el gusto renovado por la oración, la contemplación, la vida litúrgica y sacramental, la animación para el florecimiento de las vocaciones, la disponibilidad de participar en los programas y actividades de la Iglesia; el compromiso catequístico y la capacidad pedagógica en formar a los cristianos, el impulso a una presencia cristiana en los diversos ambientes de la vida social y la creación y animación de obras caritativas, culturales y espirituales; el espíritu de desasimiento y de pobreza evangélica para una, cada vez más generosa caridad, con todos; la conversión a la vida cristiana o la vuelta a la comunión de bautizados “lejanos”.


Este reclamo a la laicidad de la asociación, hay que considerarlo en todos los niveles, especialmente a nivel local. En efecto, por una parte, sigue existiendo una tendencia a identificar a la Iglesia con la jerarquía, olvidando la común responsabilidad y misión del Pueblo de Dios. Por otra, persiste también la tendencia a concebir al Pueblo de Dios según una idea puramente sociológica o política, olvidando la especificidad de este pueblo, que solo será tal en la comunión con Cristo.

Es necesario que en respeto a las vocaciones y a los roles de los consagrados y de los laicos, se promueva gradualmente la corresponsabilidad de todos los miembros del Pueblo de Dios. Esto exige un cambio de mentalidad, particularmente respecto a los laicos, reconociéndoles no sólo como “colaboradores”, sino realmente como “corresponsables” del ser y del obrar de la Iglesia, de modo que se favorezca y consolide un laicado maduro y comprometido. La primera responsabilidad de la Asociación es pues, de los mismos miembros de ADMA. Ellos serán los protagonistas de una animación cualificada y eficaz que les ayudará a desarrollar plenamente su vocación laical


Gian Luca y Mariangela Spesso

Entradas Recientes

Ver todo

Comments


LogoAdma2015PayoffADMA-OnLine_edited.png
bottom of page