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“La oración obtiene de Dios más de lo que pide”

Queridos amigos:

Nos disponemos a vivir este tiempo especial de Cuaresma. Un tiempo que nos reclama lo esencial, que nos invita a realizar ese ejercicio y esfuerzo constante de orientar toda nuestra vida hacia el único tesoro, la única esperanza y a preparar el corazón para la resurrección del Señor.


Hoy, más que nunca, ante las noticias de una guerra injusta, ante las imágenes de rostros y cuerpos sufrientes y ante los gritos angustiosos de los niños, nosotros tenemos que continuar viviendo, y haciendo las cosas de todos los días, aun en la amargura y el desaliento, y podemos encontrar un sentido, solo si de nuevo nos preguntamos: ¿Qué es lo esencial en mi vida?

Cada uno de nosotros encuentra una respuesta en su encuentro personal con Cristo y en este tiempo propicio tres perlas nos pueden acompañar y ayudar en nuestro camino de búsqueda interior: la oración, el ayuno y la limosna.

Frente a la guerra vivimos en un inmovilismo que nos desborda, pero no olvidemos que la oración es una arma poderosísima mediante la que podemos pedir cualquier cosa. Como nos recuerda San Francisco de sales “La oración consigue de Dios más de cuanto pide”; no temamos, pues, pedir e insistamos en el “implorar”, sabiendo que antes de cualquier acción precede la oración, que ilumina, orienta y resuelve.

“El ayuno considerado como experiencia de privación nos lleva a redescubrir el donde Dios y a comprender nuestra realidad de creaturas a su imagen y semejanza, que en Él hallamos plenitud. Así entendido y practicado, el ayuno ayuda a amar a Dios y al prójimo en cuanto que, como enseña Santo Tomás de Aquino, el amor es un

movimiento que pone la atención sobre el otro considerándolo como una sola cosa consigo mismo (Cfr. Enc. Fratelli Tutti, 93). Vivamos el ayuno como privación no solo del alimento, sino de todo aquello que es superabundante en nuestra vida, aceptemos la invitación del Papa Francisco a ayunar de todo aquello que no nos permite vivir una relación verdadera y personal con el prójimo”.

No nos cansemos de hacer el bien; si de verdad, no desistimos, a su tiempo cosecharemos. Y puesto que tenemos oportunidad, hagamos el bien a todos” (Gál 6,9-10a). Esta es la exhortación de San Pablo a los Gálatas que el Papa nos da para esta Cuaresma. Pidamos al Señor, que nos acompaña en este camino de recuperación de lo esencial, que aprovechemos toda oportunidad, ocasión y momento de convertirnos en prójimo. La Cuaresma es tiempo propicio para buscar y no evitar, a quien está en necesidad; para llamar y no ignorar a quien desea atención y una buena palabra; para visitar, y no abandonar, a quien sufre soledad.

Pongamos en práctica la llamada a hacer el bien a todos, tomándonos el tiempo para amar a los más pequeños e indefensos, a los abandonados, y despreciados, a quien es discriminado y marginado (Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2022).

María, en el marco del pasaje “meditando todas estas cosas en su corazón” se nos presenta una vez más como maestra de oración. Pidámosla que nos guíe en nuestros propósitos, que nos consuele cuando nos veamos desanimados, que nos dé fuerza para rezar y ayunar, y que anime las esperanzas terrenas con la “gran esperanza” de la vida eterna.

Renato Valera, Presidente ADMA Valdocco.

Alejandro Guevara, Animatore Spirituale ADMA Valdocco.


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