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¡SOMO FAMILIA SALESIANA!

El tercer punto del itinerario formativo propuesto a los aspirantes ADMA Primaria de Turín-Valdocco hace referencia al art. 3 del Reglamento de la Asociación, que trata de la pertenencia de ADMA a la Familia Salesiana.


Entrar en la Asociación significa entrar a formar parte del gran árbol de la Familia Salesiana, movimiento de personas promovido por Don Bosco, bajo la guía de María Auxiliadora, para la misión juvenil y popular:

Debemos unirnos – escribía en 1878– entre nosotros y todos con la Congregación... mirando al mismo fin y usando los mismos medios... como en una sola familia con los vínculos de la caridad fraterna que nos anime a ayudarnos y sostenernos mutuamente en favor de nuestro prójimo”.


La Familia de Don Bosco es Salesiana porque hace rferencia a San Francisco de Sales, elegido por Don Bosco como inspirador y patrono. El humanismo salesiano se funda en la indestructible confianza en el valor de la persona y valora todo lo positivo enraizado en las realidades creadas y en los eventos de la historia, estimulando al bien y rechazando lamentarse de los males. Conduce a buscar con destreza la cooperación, porque cada uno posee dones que hay que descubrir, reconocer y valorar, Ayuda a creer en la fuera de la educación que sostiene el crecimiento del joven y lo anima a ser honesto ciudadano y buen cristiano. Lleva a a confiarse siempre y en todas partes a la providencia de Dios, con la ayuda de Marría.


La Famiia Salesiana es carismática porque hunde sus raíces más profundas en el Misterio Trinitario, fuente, modelo y meta de toda familia humana. Pone a Dios en el centro de la propia vida, en unión con Jesús, reconocido presente en la Eucaristía, y en la docilidad a la acción del Espíritu Santo, para vivir la espiritualidad de lo cotidiano en la entrega total al bien de las personas. En Don Bosco, se convierte en caridad apostólica con el lema “Da mihi animas, caetera tolle”.

Es la espiritualidad de la Unión con Dios en lo cotidiano, por la que las necesidades de los hermanos invitan a la oración y la oración constante alimenta la acción generosa para el bien y la salvación de los hermanos. Oración, en la espiritualidad salesiana, es un movimiento que parte de la acción para llegar a Dios, y de Dios vuelve a la acción llevándole, porque mente y corazón están llenos de Él.

Acción y oración, en Don Bosco, se fundían en una sola cosa: el trabajo extraordinario que lo envolvía de la mañana a la noche no estorbaba su oración, antes la promovía y orientaba, y la oración, cultivada en lo profundo del corazón, alimentaba en él nuevas energías de caridad para dedicarse con todo su ser al bien de sus pobres jóvenes.

Rasgos distintivos de esta espiritualidad que hemos heredado de Don Bosco son:

· La amabilidad salesiana, o sea, la capacidad de amar y hacerse amar;

· El trabajo incansable y la templanza, en emplearse para el bien de los jóvenes;

· El optimismo salesiano: confianza en la victoria del bien, aprecio de los valores humanos y educación para las alegrías cotidianas.


La familia salesiana es apostólica en cuanto que en ella el Espíritu Santo crea un dinamismo interior que impulsa al don y al servicio para el provecho de las almas. Los miembros de la Familia Salesiana viven “una comunión misionera” que promueve el Sistema Preventivo, condensado de la sabiduría pedagógica de Don Bosco:

  1. Razón que subraya los valores del humanismo cristiano (búsqueda de sentido, trabajo, estudio, amistad, alegría, libertad inseparable de la responsabilidad, armonía entre prudencia humana y sabiduría cristiana);

  2. Religión, que significa dejar espacio a la Gracia que salva, cultivar el deseo de Dios, favorecer el encuentro con Cristo Señor;

  3. Amabilidad que expresa la necesidad que, para establecer una eficaz relación educativa, los jóvenes no solo han de ser amados, sino conocer que lo son; es un estilo particular de relaciones y un amar que despierta las energías del corazón juvenil y les hace madurar hasta la oblatividad.

Destinatarios privilegiados de este compromiso apostólico son los jóvenes, don de Dios a la Familia Salesiana y campo indicado por el Señor y María a Don Bosco, junto con la clase popular y la familia. En esta perspectiva, recordamos las palabras de San Pablo VI en la Exhortación Apostólica Evangelii nuntiandi:

La religiosidad popular […] si bien orientada, sobre todo mediante una pedagogía de evangelización, es rica en valores. […] esta religiosidad popular puede ser cada vez más […] un verdadero encuentro con Dios en Jesucristo”.


La Familia Salesiana es Mariana, porque toda su espiritualidad y solicitud encuentra en María el ejemplo luminoso de entrega de sí mismo. El amor a María, ha sido --junto al de Jesús Eucaristía y al Papa-- uno de los tres amores que han marcado la vida espiritual y apostólica de Don Bosco. Toda la Familia salesiana es y se siente familia mariana, nacida de la solicitud maternal de la Inmaculada Auxiliadora. ADMA de la Familia Salesiana tiene la tarea de subrayar la particular devoción eucarística y mariana vivida y difundida por San Juan Bosco, que expresa el elemento fundante del carisma Salesiano. En esta perspectiva, ADMA participa de la misión juvenil y popular propia de carisma salesiano, en el empeño por custodiar y defender la fe en el pueblo de Dios y ve, en los tiempos actuales, como destinataria privilegiada a la familia. Como nos recuerda San Juan Pablo II:

“Hoy, cuando la fe está sometida a dura prueba, y muchos hijos e hijas del pueblo de Dios están expuestos a tribulaciones a causa de su fidelidad al Señor, cuando la humanidad… padece una grave crisis de valores espirituales, la Iglesia siente la necesidad de la intervención materna de María: para templar la propia adhesión al único Señor y Salvador, para llevar adelante con frescura el valor de los orígenes cristianos, la evangelización del mundo, para guiar e iluminar la fe de las comunidades y de cada uno, en particular para educar el sentido cristiano de la vida a los jóvenes, a los que Don Bosco se entregó a sí mismo totalmente”.


Padre común y centro de unidad de toda la Familia Salesiana es el Rector Mayor, sucesor de Don Bosco, el cual indicó a sus hijos espirituales: “Vuestro Rector cuidará de vosotros y de vuestra eterna salvación”.



Gian Luca y Mariangela Spesso


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