“SON INNUMERABLES LOS MOTIVOS PARA SER DEVOTOS DE MARÍA”
Queridos amigos:
Henos aquí, en pleno mes de mayo, dedicado desde siempre, a la Virgen; mes en el que nos preparamos en todas las partes del mundo, día tras día, para celebrar la gran fiesta de María Auxiliadora.
Don Bosco en su “MES DE MAYO CONSAGRADO A MARÍA SANTÍSIMA. INMACULADA” nos recuerda que “es verdad que no hay reino, ni ciudad, ni pueblo o casa en que no haya un altar, o al menos una imagen o una estatua en honor de María, como signo de las gracias y favores recibidos. Con todo parece que el mes de mayo está consagrado de manera especial a María”. Y en el mismo texto, sigue Don Bosco: “son innumerables los motivos que todos tenemos para ser devotos de María. Yo empezaré por recordar los tres principales que son los siguientes: María es la más santa de todas las creaturas, María es Madre de Dios, María es Madre nuestra.
El mes de mayo es un tiempo especial, en el que se multiplican las ocasiones para reavivar nuestra devoción popular, intensificar nuestra oración, presentar a Jesús, por medio de María, nuestras peticiones y cantar nuestro gracias por los beneficios que conseguimos en nuestra vida, sobre todo en la espiritual.
Muchos son ciertamente los medios que se nos ofrecen: la oración del Rosario, la participación en los Sacramentos, las novenas, las procesiones; todo esto se nos propone, pero nunca como gesto exterior y siempre como posibilidad para redescubrir la verdadera devoción y el verdadero amor a María.
San Luis Grignion de Monfort en su “Tratado de la verdadera devoción a María” nos guía en esta dirección, diciéndonos que “La verdadera devoción a María es interior; esto es, parte de la mente y del corazón; deriva de la estima que de ella se tiene, de la elevada idea que nos formemos de sus grandezas y del amor que se le tiene… la verdadera devoción a María es tierna, que es como decir llena de confianza en la Virgen santa, con la misma confianza que tiene un niño con su madre… La verdadera devoción a María es santa, lleva al alma a evitar el pecado y a imitar las virtudes de la Virgen… La verdadera devoción a María es constante: confirma al alma en el bien y la induce a no abandonar fácilmente las prácticas de piedad… Finalmente, la verdadera devoción a María es desinteresada: mueve al alma a no buscarse a sí misma, sino a Dios solo, en su santa Madre”.
En la ternura de María que abraza y guía a nuestra Asociación en el mundo, os deseamos a todos un santo mes mariano.
Renato Valera, Presidente
ADMA Valdocco
Alejandro Guevara, Animatore Spirituale
ADMA Valdocco
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